La caída de la Unión Soviética en 1989 supuso el triunfo de la democracia occidental ante el mundo comunista, eso sí, con sus excepciones y apariencias como la propia Rusia. Desde ese momento la democracia occidental no se vio impugnada por otro sistema o vía política.
Ahora bien, tras el 11 de septiembre, la mirada de todos los analistas políticos enfocaron hacia el mundo islámico. Actualmente, el fundamentalismo islámico y el terrorismo, dos fenómenos diferentes, son los únicos que cuestionan el sistema democrático occidental. Estos dos fenómenos rechazan la idea de soberanía popular y la transforman por la idea de que la titularidad del poder es divina. Hoy vamos a analizar al fundamentalismo, el terrorismo lo apartamos para otra ocasión. Como ya hemos visto, el fundamentalismo juega un papel crucial en la oposición a la hegemonía occidental.
El mundo islámico lo componen 1.400 millones de personas, desde Indonesia hasta el magreb, y 14 de esos millones viven en Europa. Para entender el islam y el fundamentalismo del mismo debemos ser conscientes de que encierra mundos diferentes.
El primer gran corte es entre chiitas y sunitas. Los segundos abarcan al 90% de la población islámica y, por lo tanto, hace que los chiitas sean una minoría en gran parte de los países musulmanes. En cambio, aunque los sunitas compongan la gran mayoría, los chiitas controlan Irán, gran potencia regional y tecnológica. Esta potencia chiita crea una alternativa a Arabía Saudí, controlador histórico del mundo musulmán. En este aspecto, la disyuntiva a analizar sería las dos culturas más potentes que existen en el Islam, los árabes(Arabia Saudí) y los persas(Irán).
Sin embargo, la otra gran distinción que debemos analizar es la separación entre moderados y radicales dentro del Islam. Los fundamentalistas ven a los otros como traidores y, por ello, son tomados como enemigos generando un odio fortísimo. Dichos fundamentalistas tuvieron sus grandes momentos con la caída del Sha de Irán en 1979 y, por tanto, subida al poder de los Ayatolas y con el asesinato del presidente egipcio, Anuar-El-Sadat, en 1981.
Los sectores más radicales del islam se extienden por los sectores más desfavorecidos de la sociedad, pero también existen personas importantes que los subvencionan. Estos grupos, a su vez, tienen un importante eco en las segundas y terceras generaciones de musulmanes europeos y norteamericanos. Al respecto surge un debate ideológico de importante relevancia: ¿es el islam necesariamente agresivo o es solo una expresión histórica del islam y este puede evolucionar?. Por un lado, unos analistas dicen que es agresivo por naturaleza y lo hacen basándose en los textos coránicos sobre la yihad, sobre la imposición de la ley sharia y sobre la umma, la comunidad islámica. Esta idea se basa en el choque de civilizaciones de Huntingtong, se piensa en la imposibilidad de una modernización en el islam. La otra idea es la de que el islam sí puede evolucionar como las demás religiones y que los textos coránicos pueden ser interpretados de otra manera. Dicha idea es la de un islam necesitado de una modernización que todavía no se ha producido, con la idea de crear más clases medias, educación para todos, etc.
Como vemos, el análisis es dificultoso. Se mezclan factores: radicales y moderados, sunitas y chiitas, el bahabismo en las madrasas de Arabia Saudí mientras este mismo país es amigo comercial de occidente, etc. Se fomenta el radicalismo y las relaciones con occidente al mismo tiempo.
Desde El Dapa Negro, abogamos por la libertad soberana de cada país y, en este caso, de cada cultura a seguir sus propios ritmos y desarrollos sin, bajo ningún caso, presión militar a esos países para que cambien forzosamente para interés occidental. Las realidades occidentales no pueden ser trasladas a estos países islámicos como fórmula de única de solución. Los parámetros de unas culturas son diferentes a los de otras y no son trasladables. Eso sí, las recomendaciones e indicaciones son aceptables y el cumplimiento de los derechos humanos obligatorio.
Ahora bien, tras el 11 de septiembre, la mirada de todos los analistas políticos enfocaron hacia el mundo islámico. Actualmente, el fundamentalismo islámico y el terrorismo, dos fenómenos diferentes, son los únicos que cuestionan el sistema democrático occidental. Estos dos fenómenos rechazan la idea de soberanía popular y la transforman por la idea de que la titularidad del poder es divina. Hoy vamos a analizar al fundamentalismo, el terrorismo lo apartamos para otra ocasión. Como ya hemos visto, el fundamentalismo juega un papel crucial en la oposición a la hegemonía occidental.
El mundo islámico lo componen 1.400 millones de personas, desde Indonesia hasta el magreb, y 14 de esos millones viven en Europa. Para entender el islam y el fundamentalismo del mismo debemos ser conscientes de que encierra mundos diferentes.
El primer gran corte es entre chiitas y sunitas. Los segundos abarcan al 90% de la población islámica y, por lo tanto, hace que los chiitas sean una minoría en gran parte de los países musulmanes. En cambio, aunque los sunitas compongan la gran mayoría, los chiitas controlan Irán, gran potencia regional y tecnológica. Esta potencia chiita crea una alternativa a Arabía Saudí, controlador histórico del mundo musulmán. En este aspecto, la disyuntiva a analizar sería las dos culturas más potentes que existen en el Islam, los árabes(Arabia Saudí) y los persas(Irán).
Sin embargo, la otra gran distinción que debemos analizar es la separación entre moderados y radicales dentro del Islam. Los fundamentalistas ven a los otros como traidores y, por ello, son tomados como enemigos generando un odio fortísimo. Dichos fundamentalistas tuvieron sus grandes momentos con la caída del Sha de Irán en 1979 y, por tanto, subida al poder de los Ayatolas y con el asesinato del presidente egipcio, Anuar-El-Sadat, en 1981.
Los sectores más radicales del islam se extienden por los sectores más desfavorecidos de la sociedad, pero también existen personas importantes que los subvencionan. Estos grupos, a su vez, tienen un importante eco en las segundas y terceras generaciones de musulmanes europeos y norteamericanos. Al respecto surge un debate ideológico de importante relevancia: ¿es el islam necesariamente agresivo o es solo una expresión histórica del islam y este puede evolucionar?. Por un lado, unos analistas dicen que es agresivo por naturaleza y lo hacen basándose en los textos coránicos sobre la yihad, sobre la imposición de la ley sharia y sobre la umma, la comunidad islámica. Esta idea se basa en el choque de civilizaciones de Huntingtong, se piensa en la imposibilidad de una modernización en el islam. La otra idea es la de que el islam sí puede evolucionar como las demás religiones y que los textos coránicos pueden ser interpretados de otra manera. Dicha idea es la de un islam necesitado de una modernización que todavía no se ha producido, con la idea de crear más clases medias, educación para todos, etc.
Como vemos, el análisis es dificultoso. Se mezclan factores: radicales y moderados, sunitas y chiitas, el bahabismo en las madrasas de Arabia Saudí mientras este mismo país es amigo comercial de occidente, etc. Se fomenta el radicalismo y las relaciones con occidente al mismo tiempo.
Desde El Dapa Negro, abogamos por la libertad soberana de cada país y, en este caso, de cada cultura a seguir sus propios ritmos y desarrollos sin, bajo ningún caso, presión militar a esos países para que cambien forzosamente para interés occidental. Las realidades occidentales no pueden ser trasladas a estos países islámicos como fórmula de única de solución. Los parámetros de unas culturas son diferentes a los de otras y no son trasladables. Eso sí, las recomendaciones e indicaciones son aceptables y el cumplimiento de los derechos humanos obligatorio.
4 comentarios:
Por este tipo de temas echo de menos las clases de Benigno! jajaja:D Muy buen resumen!
El problema del islam es que es una religión, ni peor ni mejor, pero una religión. Me ha gustado mucho el artículo y respecto a este tema está muy bien un libro que se llama Le enfermedad del islam. Mola mucho. Marta
Gran artículo. Impecable.
Verdadero Anónimo
Marta, podrías dar más datos sobre el libro que recomiendas?, me parece que nos podría interesar. También es cierto que el problema del islam es que es una religión pero no esta de más explicar el por qué la cultura que acompaña esa religión no ha sufrido una modernización como la nuestra, sin saber si es mejor o peor.
Silvia, ya veo que has detectado una de las fuentes del artículo, jejeje, los grandes conocimientos impartidos por Benigno.
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